La única Certeza



La única certeza con la que duerme y despierta Catalina es que su tercer marido la adora. Quizá hay mujeres que encuentran esa certeza en el primer y único marido,  a Catalina le ha costado media vida, pero finalmente, encontró el remedio para aquel insomnio interminable, y se tiende a dormir tranquila junto a ese cuerpo tibio, blanco, despierta iluminada por esos ojos como estrellas con una media luna cruzando las pupilas, los ojos mas raros que ha visto en su vida, esas medias lunas se clavaron en su corazón desde que las descubrió, era una tarde fresca de marzo, anochecía, y al mirarlo a  él, las descubrió. Esos ojos que la miraban fijo, que prometían no mentir, no mirar para otro lado, solo mirarla a ella, mirarla hasta derretirla, hasta fundirla, quitarle para siempre ese frío que le calaba los huesos, ojos que le recuerdan cada mañana que para él ella es la mas hermosa, la única, que daría esos ojos por ella... La única certeza que tiene Catalina, es que esos ojos son suyos, el hombre de tu vida no es el que llega, sino el que se queda, el que desea quedarse. Con esa calma vive hoy Catalina, con esa certeza se levanta en la mañana y anda por la vida, con esa certeza se baña, cocina, trabaja, escribe, lee y sueña, con esa certeza se acuesta de noche y descansa.   Lo demás, no importa, esa certeza a ella le basta. 

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