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Mostrando entradas de mayo, 2016

La mujer en la que no me convertí

Hoy por la mañana me topé con la mujer en la que me pude haber convertido si el amor no me hubiera salvado, verla ahí delante de mí y sentir esa certeza profunda de que yo fácilmente pude ser lo que ella es, que las personas a mi alrededor me vieran y percibieran en mí, lo que se percibe en ella, que no es otra cosa mas que una profunda soledad, inseguridad y desconfianza… esa búsqueda de aceptación en la mirada de todos, esa adicción a que la observen con deseo, esa búsqueda de perfección del cuerpo, miedo a envejecer, miedo a perder la firmeza porque sabe, y lo sabe muy bien, que esa firmeza es lo que atrae la mirada y la atención… A mí el amor me salvó, y no hay nada antes que yo agradezca en la mañana, cuando me despierto iluminada por esos ojos que me aceptan, que me aman, que darían su luz por mí. Esa mirada cómplice y sonriente, con la carga equilibrada de deseo, dulzura, comprensión y amor.   El amor que me salvó me hace imaginar que un día envejeceré y me hace

La Maldición de la Bruja

Hace muchos años, cuando el marido de la prima Catalina tuvo a bien morirse, ella odió un rato a la mujer con la que se fue, solo un rato, pues en su vida y en su cabeza hay tantas cosas buenas que no le da mucho el tiempo para odiar a nadie. Ese rato en el que la odió, encontró unas letras suyas que hablaban de su nueva vida, de los tuppers que tenía, de sus muebles de madera, y a la prima Catalina le dio tanto coraje como aquella desconocida hablaba de los tuppers como si siempre hubieran sido de ella y no que venían en el menaje con que salió su marido de su casa. Así que no aguanto y le dejó una nota debajo de sus letras, “disfruta tus tuppers y todo lo que llegó usado de mi casa. Y ten miedo, porque yo te maldigo a ti y a tu descendencia, mientras estés viva no podrás dormir bien, siempre estará mi sombra en tus sueños causándote insonmio”. La prima Catalina fue mala ese rato, pero después lo olvidó, como todo aquello que antes o después se olvida y así han pasado m

Aquella Carta

Ayer encontré esa carta que te escribí cuando pensé que no te sobreviviría, fue hace muchos años, cuando enferme de cáncer y pensé que podía morirme antes que tú, en ese momento no me pasaba por la mente que podías morirte antes o bien, desaparecer de mi vida como lo hiciste, no recuerdo bien lo que dice y no estoy segura de querer leerla nuevamente, la encontré, y volví a ponerla en la misma caja en la que estaba, para ir al mar a buscar el valor para leerla o quemarla, pues es claro que tú ya no la encontrarás, que lo que sea que hayan dicho mis letras ya no es para ti y ya no interesa. Seguramente la quemaré a mi regreso, sin leerla, no creo que siquiera valga la pena volver a leer algo que era para ti.