La adicción al drama... al chai y a la canela.
Durante una semana de mucho viaje, entre aterrizaje y
despegue tuve unos minutos para advertirme y felicitarme por haber superado
aquella adicción al drama que tantos líos y saltos en el cuerpo me trajo en otra
vida. Descubro hoy, sin hacerlo de una forma consciente, que me he
vuelto una mujer, si no mas sabia, si mas tranquila, que disfruto el calor que
siente el corazón cuando se da un abrazo, celebro encontrar a una buena amiga
en un aeropuerto y cruzar 10 palabras entre salas, me observo mas paciente con
mis padres, sobre todo con mi padre que años atrás me sacó canas verdes, y hoy,
sin tener hijos propios (o al menos de dos pies), entiendo y admiro como ha
hecho una mejor versión de sí mismo, y como otros, que con los años van
degenerando en manías y neurosis, mi padre crece. Ante ese ejemplo, me hago el propósito
de hacer con cada año una mejor versión de mi misma, y creo, que el haber
superado la adicción al drama, al chai y a la canela, me permiten tener una
vida de más paz y menos guerra, aunque
mis caderas no lo han notado. Me
preocupa incluso, esa idea que me cruza a veces por la cabeza de dejar la carne
roja, de pronto he entrado en alguna secta rara? O que hay en mi que me tiene un mes cambiando un buen filete
por un plato de lechugas y una sopita de tomate. Tengo dos años de tanta paz,
trabajando en algo que me apasiona, y no es que antes no me apasionara, pero es
que antes no era mío, despertando temprano para correr, ese placer que he
encontrado en correr, que a veces me hago el propósito de no alargar el paseo
por mas de 3 km porque me espera un día pesado, y termino en 6km con una sonrisa en la cara y ya en la tarde
pagando las consecuencias… porque no corría antes me pregunto… y me perdono…
porque había un montón de cosas que pude hacer hecho antes pero no era el
tiempo… Y sin la intención de contar las bendiciones, porque no se cuentan… hay domingos que me hace feliz un chupito de
oporto y recordar París.
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